No puedo olvidar tu mirada
rasgando palabras que no dicen nada,
sin consuelo ni esperanza
me consumo tras el fuego
sentenciado por tus ojos
¡Cómo odio ser quien soy!
Cómo escapar del pensar,
del sentir, de buscar explicaciones.
Hoy lamento conocerte
comprender cada mirada,
cada miedo en tus palabras.
No suavices los motivos
no busquemos más excusas
nada dicen tus palabras,
nada queda de los sueños
hierro ardiente en tu mirada.
Donde ayer leía «te quiero»
quedarán esas historias,
que jamás fueron contadas.
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